Desnudos y a lo loco

A vueltas con un post anterior, leo y releo varios blogs en el planeta SIC y descubro aportaciones tan interesantes como las de Fran Salvador hablando sobre Strands.com como aglutinador de Redes Sociales (¿qué será lo siguiente? ¿el agregador/contenedor de “aglutinadores”?) O el de Mª Eugenia sobre la noticia de Facebook como red social para juicios, haciéndose eco de cómo los juzgados australianos utilizan esta plataforma para comunicar litigios cuando no han podido contactar con los interesados por medios tradicionales. También Mª Paz habla del “escapismo emocional” vinculado a la experiencia de bloggers desde prisión.

Y si nos detenemos a leer el artículo publicado ayer por El País, cuyo impactante titular es Desnudos en las redes sociales podríamos empezar (y no parar) a debatir sobre los beneficios y los perjuicios que suponen todos estos avances tecnológicos en nuestra cotidianeidad.

Nos ponemos en alerta cuando nos encuestan telefónica o personalmente y nos solicitan datos personales pero no tenemos ningún pudor en suministrar información sobre nosotros que, en función de dónde caiga, puede servir para ¡vaya usted a saber qué fin! (espeluznante el dato que aporta el artículo sobre cómo la información que aparece en Facebook ha servido para planear secuestros) Sin embargo, no se me ocurre cómo podría haber organizado en un tiempo récord una fiesta sorpresa para un amigo sin la ayuda de la red: desde la localización de sus antiguos compañeros de colegio hasta la contratación de servicios como el karaoke o el encargo de la tarta personalizada de cumpleaños, así como el envío masivo a los invitados de la dirección exacta del lugar de celebración, incluyendo las coordenadas GPS y, por supuesto, el mapa de rigor (que ya incluso tiene el “Street view” para identificar exacta y gráficamente el lugar… ¡ya nadie tiene excusa para no llegar! ;-))

Sorprenden (por evidentes) los consejos que ofrecen en el mencionado artículo para preservar la privacidad pero no está de más recordarlos… Al final, todas estas herramientas nos facilitan la vida pero, al igual que el coche nos ayuda a llegar antes, primero hay que aprender a conducirlo y a utilizarlo con cabeza.

La manida afirmación “el futuro está en nuestras manos” es más real que nunca… y nos reímos con descaro de lo que el director de la Oficina de Patentes norteamericana, Charles Duell, predijo en 1899: “Todo lo que se puede inventar ya ha sido inventado”… ¡pobre Mr. Duell, si levantara la cabeza!