La impúdica mirada sobre el pensamiento ajeno

En un momento de extremado individualismo, cuando -por ejemplo- la música se consume en solitario, a través de los auriculares que aislan del resto, con tantos aparatos y sistemas que los nacidos en el último tercio del siglo pasado empezamos a sentir el vértigo de lo desconocido, en este extraño momento de soledad buscada, hallada, provocada, aquí está Internet para, a través de herramientas como el BLOG, abrirnos al ciberespacio en un eco atronador, como nunca el hombre sintió que alcanzaría su capacidad de expresión.


Cualquiera que entienda el idioma en el que se redactan las inquietudes, zozobras, intereses, aficiones o intrigas del que escribe, puede conocerlo en cualquier parte del vasto planeta azul... Una paradoja más en estos tiempos de cambio, donde se democratiza el acceso a las tecnologías, las mismas que nos invitan al individualismo, para librarnos del pudor en opinar, gritar a los cuatro vientos, lo que en conciencia -o en inconsciencia- sentimos.